Maternidades Feministas

Cuando empecé a escribir esto tenía claro que iba a enfocar el tema sobre mi experiencia como familia monomarental y todas las desigualdades que no solo nosotras sufrimos, si no que sufren todxs lxs hijxs que nacen en familias encabezadas por una mujer. Pero luego pensé en todas las mujeres que la maternidad me ha regalado y en todo lo que tenemos en común. Y por eso me decidí por escribir sobre maternidades feministas.

Llevo cuatro años en este camino de la maternidad, en mi caso en solitario (casi 5 si contamos el embarazo) y durante este tiempo he sufrido aún más si cabe la discriminación y desigualdad que sufrimos las mujeres en general, y las mujeres madres en particular. Y es que hasta que la maternidad no sea reconocida como algo fundamental y valioso para la sociedad, creo que una igualdad real no será posible.

El estado actual del sistema hace que las mujeres madres nos llevemos la peor parte, donde tenemos que hacer unos esfuerzos literalmente sobrehumanos para llegar a todo. Pero no es posible. Y entonces entramos en una lucha obligada con nosotras mismas donde el Estado nos pone contra la espada y la pared: la crianza o el trabajo. Y si, hay quienes dicen que es posible compaginar ambas, pero alguna de las dos áreas siempre se resiente, por no hablar de los niveles de estrés y ansiedad que sufrimos en consecuencia. El Estado no reconoce los cuidados como algo que aporte valor o riqueza al sistema, y en por ello los cuidados no se ponen en el centro de las políticas. Si el mercado se adaptase a esto como en otros países y no al revés, como sucede en España, ahí es donde realmente comenzaríamos a ver esa igualdad por la que tanto tiempo llevamos luchando.

La maternidad te cambia, nadie puede obviarlo. Es una maratón donde adquieres infinitas cualidades que sin duda podrían aplicarse al ámbito laboral, y que sin embargo nunca se tienen en cuenta. Pero para que existan cambios sociales necesitamos primero una conciencia colectiva. Yo puedo educar a mi hijo en el feminismo, y puedo desaprender patrones y deconstruirme, pero si el Estado y el sistema no me acompañan, terminaré agotada de luchar contra corriente. Sí, habré educado a un ciudadano consciente, feminista y concienciado, pero éste seguirá teniendo el sistema en su contra. Y creedme, esta lucha es agotadora. He vivido esta lucha en España durante tres años y medio y justamente por lo agotador de la misma, en junio decidí regresar a Holanda, donde sabía que al menos en materia de conciliación tendría las cosas más fáciles. Quiero pensar que la conciencia colectiva en cuanto a la importancia de los cuidados está cerca. Creo que por suerte la maternidad da un impulso enorme a muchas mujeres que “despiertan” y aportan su granito de arena en esta lucha. Pero insisto, hasta que esta lucha no sea colectiva, no estará ganada.

Adrienne Rich argumentaba que la verdadera fuente de la opresión patriarcal era la noción patriarcal de la maternidad y no la experiencia real de la maternidad en sí. Creo que en efecto, son las ideas y las expectativas sobre la maternidad las que verdaderamente impactan a todas las mujeres. Por eso es tan importante que se entienda la maternidad como lo que realmente es, un proceso imprescindible para el futuro de nuestra sociedad, donde las mujeres madres y todo su núcleo tiene que ser cuidado para que ellas puedan cuidar. Porque lxs hijxs no son solo de las familias, lxs hijxs son de todxs, y no podemos dejar la crianza en manos del ámbito privado exclusivamente.

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